En defensa de Jacob, la serie basada en la novela homónima de William Landay

El pasado fin de semana me devoré, de un tirón, la miniserie En defensa de Jacob. Consta de 8 episodios y está basada en la novela homónima de William Landay. Os puedo asegurar que me quedé impactada con su desenlace final que, por supuesto, no voy a spoilear.

En defensa de Jacob es un magistral thriller legal en el que William Landay cuestiona los límites de un sistema judicial donde los niños son tratados como adultos, pero, al mismo tiempo, es una soberbia historia psicológica sobre la devoción paterna, que plantea, bajo una sensación de duda absoluta, la escalofriante pregunta que ningún padre quiere responder: ¿hasta qué punto los padres conocen a sus hijos?

La trama gira en torno al impactante asesinato de un chico de 14 años, Ben Rifkin, que sacude al pequeño condado de Newton, Massachusetts, con la particularidad de que un famoso fiscal del distrito, Andy Barber, se ve obligado a elegir entre su deber jurado de defender la justicia por encima de todo y su amor incondicional por su hijo, Jacob, principal sospechoso del caso. A medida que la investigación avanza, salen a la luz pruebas circunstanciales que incriminarán a Jacob, Andy será apartado del caso y verá cómo el mundo que tanto esfuerzo le ha costado construir empieza a tambalearse. No obstante, Andy, convencido de la inocencia de su hijo, hará cualquier cosa para protegerlo, lo que le llevará a la perdición. Por otro lado, su madre, Laurie  comenzará a dudar de su hijo.

En defensa de Jacob es uno de esos dramas bien elaborados que piden al espectador que se forme su propia opinión sobre los personajes. En cuanto al reparto, todos los actores son geniales. Chris Evans, lejos de su papel de Capitán América, nos regala aquí un personaje con los pies en la tierra, muy oscuro, totalmente contenido ante una situación horrible. A su lado, Michelle Dockery adopta la misma fachada, aunque aparece más emocionada por su hijo. El joven Jaeden Martell es escalofriante en el papel del niño, pareciendo a veces insensible y otras asustado, poniendo en duda sus palabras. Junto a la familia principal, encontraremos a Cherry Jones como Joanna Klein, la abogada de Jacob, muy humana y carismática. Pero los dos personajes más sorprendentes, sin duda, son: Pablo Schreiber que interpreta a Neal Loguidice, el fiscal que, aunque es amigo de Andy, será quien tenga que interrogarle ante un jurado. Un papel complejo en el que el actor equilibra a la perfección la humanidad ante una situación que desborda a su amigo, y la profesionalidad con la que debe derribar al que fue su mentor. Schreiber tiene toda la razón. Finalmente, el otro papel admirable es el de Patrick Fischler, que la última vez que lo vi interpretó a un monstruo psicópata en Happy! y que aquí hace de Dan Rifkin, el padre del niño asesinado. Una gran diferencia.

En defensa de Jacob es, por tanto, una serie oscura, pero que no cae en el voyeurismo. Por el contrario, da en el clavo al no ahogarnos en el patetismo de la familia doliente, sino haciendo un seguimiento de esa misma familia juzgada por toda América. Así que os recomiendo encarecidamente que veáis esta serie, que se ha convertido en una de las mejores series de 2020.