Dejando de lado la arrogancia ocasional de Bunbury,
su vocalista, ningún otro grupo ha arrastrado consigo tal pasión, devoción y
fanatismo en el panorama de rock nacional español como lo ha hecho Héroes
del Silencio (conocido también por sus siglas HDS). Con una
trayectoria musical labrada con la fuerza de cuatro discos de estudio, tres de
directo, uno de rarezas, dos recopilatorios y, sobre todo, el coraje que
pusieron todos sus integrantes en cada de uno de sus conciertos con el único objetivo
de presentar públicamente las canciones que creaban. Y es que HDS causó tanto
impacto ya desde sus inicios que la llevó a convertirse rápidamente en una de
las bandas españolas con mayor repercusión fuera de las fronteras de la
península ibérica. Cruzaron el oceáno Atlántico y triunfaron en
Latinoamérica (Argentina, México,…). Conquistaron el duro mercado europeo (Italia, Francia, Suiza
pero, sobre todo, Alemania) con letras ambiguas, conceptuales, con una
simbología muy particular, una discografía impecable de himnos y un estilo
musical único y personal, alejado de los tradicionales cánones comerciales,
que supo inspirarse en The Cure, The Doors o The Cult, entre otros, sin caer en
mimetismos ni copias. Si hay algo claro en esta historia es que a Héroes del
Silencio nadie les regaló nada, es más, desde sus inicios, se lo pusieron
muy difícil. Sin embargo, lo que nadie pudo imaginar es que aquella banda de
rock en castellano, formada a mediados de los años 80 en Zaragoza, cambiaría
para siempre la historia de la música española. Con Bunbury a la voz, Juan a la
guitarra, Joaquín al bajo y Pedro a la batería nada podía salir mal. Pero empecemos por el principio…
Las raíces del grupo se remontan a principios de los años 80, en Zaragoza, cuando un joven Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy (conocido como Enrique Bunbury), que venía de Rebel Waltz y de tocar el bajo en Proceso Entrópico, se uniría a Zumo de Vidrio, banda formada por Juan Valdivia (guitarra solista) junto a su hermano Pedro Valdivia (batería) y que sería la verdadera antecesora de HDS. La ausencia sistemática del vocalista de la banda, el primo de los hermanos, hizo que Enrique comenzase a cantar en uno de los ensayos un tema de Bowie y, con el tiempo, terminó haciéndose con el puesto de vocalista. Por aquella época, los demás integrantes tenían la misma fiebre musical y también habían pululado por otros grupos zaragozanos, con sonidos y ambiciones diferentes. Pedro Andreu era el batería de un grupo llamado Modos, que versionaba a los Beatles. Por su parte, Joaquín Cardiel tocaba la guitarra en grupos como Edición Fría o Tres de ellos. Sin embargo, no fue hasta 1985 cuando realmente se configura definitivamente la formación de la banda y se cambía el nombre a Héroes del Silencio. Ellos eran Enrique Bunbury (voz y guitarra), Juan Valdivia (guitarra solista), Joaquín Cardiel (bajo) y Pedro Andreu (batería).
Durante los primeros años, y con un buen bagaje de conciertos locales, ensayos e incluso el primer premio de un concurso para grupos no profesionales, ganarían el respaldo de la prensa local tras publicar su primera maqueta. 1987 fue un año decisivo para HDS, ya que tras un concierto en la Sala En Bruto (Zaragoza) serían descubiertos por Gustavo Montesano (ex Olé Olé) que, viendo su pontencial, les pondría en contacto con la importante discográfica EMI y acabarían firmando su primer contrato discográfico. La propuesta, o más bien el reto, no sería nada sencilla: grabar un maxi single de cuatro temas (El mar no cesa, La lluvia gris, Héroe de leyenda y Héroe de leyenda en su versión maxi), con el que tendrían que superar las 5.000 copias vendidas si querían publicar un álbum completo. El reto superó las expectativas con creces, ya que consiguieron vender 30.000 copias, cifra aún no superada por ningún maxi de debut. Por supuesto, tras el apabullante éxito, se quedaron en EMI Hispavox.
En
1988, HDS edita su primer disco titulado El Mar No Cesa. En este primer larga duración se aprecian
sonidos propios del post-punk,
del pop rock gótico
anglosajón,
influencias de The Cure, The Church o Bauhaus,
además de pinceladas de U2 motivadas por el estilo del
guitarrista Juan Valdivia. Todo esto con una perspectiva
ibérica que los dotaba de un estilo propio y único dentro de España. HDS
defendieron con energía y solidez las canciones sobre los escenarios hasta tal
punto que El mar no cesa se convirtió en disco platino. La fuerza de su
ejecución ya se perfilaba como su principal arma, sin embargo pronto empezaron
un viaje hacia el rock más eléctrico y abultado, curtiendo sus canciones y
explorando paisajes crípticos que se han convertido en su marca, en su seña de
identidad y el principal valor para los miles de seguidores que, primero en
España y luego en Europa, han ido consiguiendo a lo largo de su carrera. Tal vez se
deba a que HDS surgieron en el momento preciso y en el lugar adecuado: a
mediados de los años 80 el rock necesitaba nuevos ídolos que sustituyeran desde
la contemporaneidad a las gastadas estrellas de los años 60 y 70 y que renovaran
el paisaje tras la hecatombe artística y la consiguiente domesticación de la
generación postpunk.
En 1989, HDS conoció al músico británico de origen latino, Phil Manzanera, guitarrista de Roxy Music y productor reputado que rechazaba los artilugios
gratuitos. Así es como nace y se graba Senderos
de Traición (EMI, 1990), en el que por fin captan la fuerza de sus
conciertos y consiguen una producción satisfactoria, eliminando todo lo
superfluo para revalorizar, por encima de todo, las propias canciones. Con la
llegada de Phil Manzanera, HDS va dejando atrás, poco a poco, aquellos
inicios marcados por la evolución de sonidos de los ochenta (del Pop y la New
Wave al Post Punk) que se apreciaban en las primeras grabaciones. El sonido se
endurece dejando entrever algunas reminiscencias con formaciones británicas de
la talla de The Mission o The Cult. La constancia, la perseverancia, el
trabajo duro, las giras interminables, la habilidad para crear himnos
arrolladores, el insospechado triunfo en Alemania y Europa,… fue todo un logro
que hizo que en España se fuese cambiando la imagen que se tenía de la banda
hasta entonces por parte de algunos críticos que, en muchos casos, les
machacaron gratuitamente. Y es que, ya desde el primer álbum, fueron criticados
por un sector de la prensa española. Este hecho hizo que los integrantes de la
banda adoptasen una actitud chulesca y arrogante para contrarrestar su timidez
y hacer de escudo ante la prensa nacional. El disco fue número uno y consiguió
tres discos de platino en España. La banda zaragozana se había encumbrado al
podio del triunfo y, con más de medio millón de copias vendidas del álbum, su
ciudad natal se erigía como cuna de numerosas bandas de rock. En medio del
esplendor, ellos estaban dispuestos a recorrer el mundo entero en furgoneta, movidos por las ganas de tocar encima de un escenario ante un público que
hablase español o cualquier otro idioma. Decenas de conciertos en Alemania,
Bélgica, Italia, Francia, Suiza, Dinamarca, Holanda… y centenares de miles de
discos vendidos en esos países dieron prueba de ello.
Todos esos
conciertos quedaron inmortalizados tras la publicación en 1991 de otro nuevo
disco en directo grabado durante toda la gira y que llevaba como título 'Senda ‘91'. Tras una gira mastodóntica,
palos y halagos, reconocimiento internacional y un cansacio descomunal, HDS
inicia la grabación de su tercer álbum, El espíritu del vino, EMI 1993. El grupo se
orientó hacia un rock más duro, experimentado e incluso psicodélico, en gran
medida debido a las influencias del guitarrista Juan Valdivia, cuyo creciente
interés estaba puesto en grupos del panorama hard rock, y ejemplo de ello son
las canciones "El camino del
exceso" o "Los placeres de
la pobreza". Internacionalmente, y por supuesto a nivel nacional,
HDS llegó a MTV, que emitió
conciertos y promovió sus vídeos musicales en toda Europa. Si Senderos de Traición significó el salto,
El espíritu del vino fue la consagración.
Las ventas aumentaron y la lista de fechas de conciertos fue mucho más
larga. Por otra parte, antes de empezar este tour, Alan Boguslavsky,
guitarrista mexicano que habían conocido durante una gira por Latinoamérica a
finales de 1992, se unió al grupo como guitarra rítmica de apoyo y así, con
cinco miembros por primera vez, viajaron por el «Camino del Exceso», gira posterior a la edición de este tercer
disco. Poco después, Boguslavsky terminaría siendo un miembro más de la banda,
componiendo con ellos, aunque sin salir en las fotos promocionales de su
siguiente álbum. La gira del álbum fue otro
éxito, y quizás la mejor de la banda en su historia, en la cual volvieron a
recorrer España, buena parte de Europa, y les llevó incluso hasta México, Argentina o Chile. Otra enorme gira que deja exhausta a la
banda y que lleva aún más al extremo las relaciones entre los ahora cinco
miembros del grupo, por lo que deciden tomarse unas vacaciones bastante
largas al acabar, lo que hizo pensar a los seguidores que algo no iba bien en el
grupo.
Para el cuarto trabajo de la carrera
de la banda,
El resultado fue Avalancha (1995), el disco más duro del grupo, claramente enfocado hacia el hard rock y con temáticas sociales por medio de textos menos crípticos. En la lista de canciones figuran himnos como “Iberia sumergida”, “La chispa adecuada”, “Avalancha” o “Deshacer el mundo”. El disco resultó ser justamente una avalancha impresionante de canciones que desbordaban fuerza e invitaban a reaccionar contra la apatía, el cinismo y el escepticismo de la sociedad.
Con Avalancha, repitieron número uno
y consiguieron dos discos de platino en España, volvieron a trascender en
países como Alemania y Suiza, y lograron introducirse todavía más en países
latinoamericanos. Ese hecho les llevó a una nueva gira mastodóntica de más de tres meses de
duración y más de 60 conciertos por España, media Europa (Italia, Hungria,
Austria, Holanda, Inglaterra, Finlandia, Suecia, Dinamarca,…), países
latinoamericanos (México, Argentina, Chile,…) e incluso Estados Unidos.
Precisamente, Estados Unidos fue el último país que pisaron como grupo. La
aventura, que desde hacía meses era absolutamente insostenible por parte de la
banda, se acababa de forma abrupta. De hecho, un mes antes ya habían anunciado
su separación, pero, de repente, todo se precipitó. La ruptura de la banda española
más importante del momento fue traumática no sólo para los mismos integrantes
de la banda sino también para los miles de seguidores repartidos por todo el planeta.
El motivo de la separación no estuvo demasiado claro: mal ambiente entre los
miembros, haber llegado a su meta, no poder superarse a ellos mismos o el
agobio producido por las interminables giras. Las opiniones se multiplicaron y
las entrevistas a los miembros no arrojaron luz.
Al final de la gira Avalancha, salió
al mercado un doble CD, Parasiempre (1996), que recogía los mejores momentos de
su última gira en dos conciertos (Madrid y
Zaragoza) y que, de nuevo, obtuvo el número uno en las listas.
Desgraciadamente, éste sería el último disco del grupo, ya que la banda se
disolvería poco después de ese trabajo. A partir de ese momento, el grupo deja de componer, y la compañía
discográfica decide sacar cada poco tiempo un sinfin de nuevos CD de
conciertos, recopilatorios, rarezas, remasterizaciones, ediciones
conmemorativas y todo tipo de material para los seguidores incondicionales del
grupo. Así, en 1998, sacaron a la venta Rarezas, disco que contenía algunos temas
inéditos como "Virus" o "Babel", versiones en vivo y de estudio que nunca salieron a
la luz o fueron ediciones limitadas y de difícil acceso.
En 2000, se lanzó, tras la desaparición del grupo y en el que sí participaron todos los integrantes de HDS, el recopilatorio Canciones 84-96’ que contenía todos sus éxitos remezclados, remasterizados e incluso, en algunas canciones, Enrique Bunbury regrabaría voces para diferentes canciones, que mejoraría notablemente el resultado final de los temas mezclados. La realidad es que HDS es una de las bandas que más pasión de coleccionista ha despertado en España, y no sólo por el material promocional como discos pensados para la radio (Los 40 principales) que no circulan comercialmente y que se revalorizan asombrosamente, también piratas y documentos con toda la iconografía, camisetas, fotos, portadas, posters,... que afloraron alrededor de un grupo ciertamente singular que pasaba por un momento esplendoroso de su carrera. Recorrieron varios países europeos tocando en directo, abriéndose camino con la fuerza de su música, no con una campaña de promoción privada o institucional. Vendieron más de seis millones de copias alrededor del mundo, pese a no cantar en inglés, idioma dominante en la música rock. Tocaron en festivales de gran audiencia (Rock Am Ring, Nurbunrgring, Rock Against Racism,…) sin renunciar un ápice ni a su música ni a sus letras. Aparecieron en los programas de las principales televisiones europeas (Rockopop, Most Wanted de MTV,…) y en las portadas de las revistas musicales grandes y pequeñas (El Gran Musical, Orpheo, PopCorn, Rolling Stone,…). Para la crítica no son material inerte y no han pasado indiferentes: unos se emplearon a fondo en desacreditarles mientras otros se deshicieron en elogios, quienes participaron de la emoción de sus canciones y conciertos son, como siempre, los que más partido sacaron.
Con un Bunbury ya
consolidado en su carrera en solitario, Héroes del Silencio se reunieron
veinte años después, un 14 de febrero de 2007, para cicatrizar heridas y dar el
adiós definitivo a sus seguidores mediante un tour que se llamaría Heroes del
Silencio Tour 2007, algo que no pudieron hacer en su momento por la forma en la
que terminó todo. Sin embargo, en este tour no contarían con el quinto « heroe »,
el guitarrista Alan Boguslavsky, por deseo expreso de la banda. Boguslavsky fue
sustituido por el también guitarrista Gonzalo Valdivia, hermano de Juan, más
conocido en la música aragonesa como «El Alquimista». La gira consistió únicamente en diez conciertos repartidos entre España, México, Estados Unidos, Guatemala y Argentina. Las entradas se vendieron
en tiempo récord a los pocos minutos de ponerse a la venta, llegando a
sobrepasar los límites en recintos de aforos registrados de hasta 60.000
espectadores en México y 83.000 en el circuito Ricardo Tormo de Valencia,
lo que provocó, en este último, un monumental atasco en las principales vías de acceso al recinto, con más de 30
kilómetros de retención. Tras finalizar la gira, Bunbury confirmó el
final definitivo de la banda y declaró que continuaría su carrera en solitario.
Este podría haber sido un final triste, pero como decía Bunbury en una de sus canciones «aún hay cajas con sorpresas». Una de ellas fue la publicación del libro Héroes del Silencio. El sueño de un destino, 2007, de Matias Uribe. Una biografía artística repleta de confidencias y anécdotas que nos acerca un poco más a las respectivas personalidades de HDS, a los momentos previos al éxito masivo, vividos en un clima de confianza, con entrevistas en casa de Enrique o Juan, o audiciones en casa de Joaquín, o charlas de barra de bar con Pedro. Esta cercanía con los seres humanos, que hay detrás de quienes para muchos son ídolos, aporta elementos para dibujar una nueva imagen de ellos, quizás ni completa ni definitiva, pues todo individuo cambia a lo largo de la vida, pero sí más tangible y definida. En su relato, Matías Uribe desvela detalles clave para entender algunas cosas: las bambalinas del fichaje por EMI, verdades y mentiras sobre "Apuesta por el rock'n'roll", el verdadero porqué del fichaje de Alan, las claves ocultas de la desintegración del grupo... y ofrece puntos de vista insospechados, como el de los propios padres de Bunbury. Con el autor, entramos en el local de ensayo de Héroes de los primeros tiempos, nos acercamos un poco más a sus respectivas personalidades, escuchamos confidencias y revivimos anécdotas. Viajamos a Berlín y, tras el concierto, subimos a la habitación del hotel para seguir asistiendo a la distendida charla con Bunbury. Y todo ello se entreteje también con numerosas fotografías, algunas inéditas, entradas de conciertos, hasta de los más antiguos credenciales: carteles, discos y todo tipo de objetos... "Héroes del Silencio. El sueño de un destino" no es ningún retrato oficial, sino fragmentos de un espejo, guardados en el tiempo por la prodigiosa memoria de Matías Uribe, ordenados y recompuestos para ofrecer una mirada distinta, tomada desde otro punto. Son Héroes del Silencio, de cerca.
Otra de esas sorpresas llegaría 14 años después, revitalizando aún más el fenómeno Héroes del Silencio por dos motivos. Por un lado, el documental dirigido por el realizador gaditano Alexis Morente y estrenado en Netflix recientemente, «Héroes: silencio y Rock & Roll», un documental muy bien desarrollado que cuenta con testimonios y la presencia de los cuatro integrantes del HDS, además del mexicano Alan Boguslavsky, quien integró la banda entre 1993 y 1996. También consta de sorprendentes imágenes inéditas de archivo y sinceras confesiones de personajes que fueron parte del ascenso como Phil Manzanera, Diego A. Manrique, etc… Y de algunas voces más controvertidas y polémicas en la carrera de HDS como es el caso de los productores de sus primeros trabajos o de Pito Cubillas (los problemas legales y con las drogas de éste último no le dejan bien parado). En definitiva, el realizador Alexis Morente ha querido reflejar sin disfraces la trayectoria de la banda que soñó con el estrellato del rock, lo consiguió y perdió la amistad en el camino.
El segundo motivo es el
libro Héroes de leyenda, de Antonio Cardiel, hermano del bajista
Joaquín Cardiel, que, aunque no cuenta con el
testimonio de Bunbury, se considera la biografía definitiva de la banda. Cardiel
narra durante 500 páginas la gestación, la gloria y la decadencia de Héroes
del Silencio. Con información privilegiada. Antonio Cardiel vivió toda la historia en primera línea como hermano de
Joaquín. En Héroes de leyenda se narra la soledad
de Valdivia en los estertores del grupo cuyos compañeros no fueron lo
suficientemente empáticos ante sus dolencias. En el libro solo falta el
testimonio de Bunbury (una ausencia cubierta con hemeroteca). El cantante se descolgó a última hora después de dar el
sí. La historia de Héroes del Silencio está
llena de retos cumplidos y de afrentas pendientes. Cuatro chavales de Zaragoza
con una determinación innegociable por dedicarse a la música. Un
documental y un libro absolutamente complementarios que sirven para reivindicar
el legado de una banda mítica e histórica de la música popular española.
Vendieron millones de discos. Llenaron
estadios en medio mundo. Y dejaron himnos que aún corean varias generaciones.
Héroes del Silencio, una banda nacida en Zaragoza en los años 80, se convirtió
en un mito a pesar de su corta existencia. Quizás fueron sus letras de
múltiples interpretaciones, la arrogancia, el carisma y la voz gutural de
Enrique Bunbury o la separación repentina lo que dejaron a miles de seguidores hambrientos de una
religión que, hoy día, aún sigue vigente. Por suerte, el reencuentro de HDS, en 2007, con esos únicos 10 conciertos por todo el mundo les permitió amistarse con
todos sus seguidores, además de aportarles beneficios. En definitiva, fue un
final feliz para los fans y también para la banda, o casi, que se retiró en una
época en la que estaban en la cima de las ventas. Pocos grupos han evitado
lucrarse más allá de lo posible, aunque fuera por desavenciencias. Muchas otras bandas,
cuyas carreras también fueron cortas, lo hicieron, pero nunca más regresaron. Héroes
sí les dieron ese placer a sus fans,
aunque fuera por una vez.
A mis padres le encantaban y, aunque yo nunca he sido muy fan, hay algunas canciones que no están nada mal y todavía las escucho de vez en cuando :P
ResponderEliminarLo que no sabía era lo mucho que lograron... *-* ¡Gracias por la entrada!
¡Nos leemos!
Hola Ana!
EliminarHDS eran buenísimos... Me alegra saber que tus padres eran fan. Una lástima que se separaran. Nos leemos, guapa!
¡Hola, María! Me encantó conocer más sobre la banda. Usualmente no los escucho, pero trataré de explorar más.
ResponderEliminarBesosss ♥
Hola Valeria!
EliminarMe alegra que te encantara y espero que HDS acabe gustándote mucho. Eso sí, se separaron, así solo se puede disfrutar del trabajo que dejaron😉😘
Hola Maria!!
ResponderEliminarPrima es muy fan de esta banda, yo los habia escuchado en algúna ocasión. Gracias por el post.
Besos💋💋💋
Hola Ella!
EliminarDe nada guapa.😘😘
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada porque he aprendido datos que no sabía. Ahora no los escucho tanto porque voy un poco por venadas pero es un grupo que me encanta.
¡Un abrazo!
Hola Skade!
EliminarMe alegra saberlo. Yo sigo siendo muy fan...aunque hace tiempo que no los escuchaba, he vuelto a hacerlo recientemente. Besazos
me gusta el haberlos hallado
ResponderEliminardemasiado largo chicos acorten las entradas mil abrazos
Hola!
EliminarImposible acortar las entradas. Sería como contar la vida a medias. Salu2
Hola Maria, inicio expresando gratitud por lo impecable de tu trabajo, aunque es obvio que lo diga (pero aún así lo hago), porque la propuesta de tu blog habla por sí sola.
ResponderEliminarFui una de esas privilegiadas al conocer la existencia de Héroes del Silencio (su sólo nombre lo ame y aún lo hago) supe de ellos en mi país de origen Colombia.
Para mi la existencia de Héroes del Silencio, fue un antes y un después en el panorama del rock en español.
Y aunque me considero una ignorante al respecto (valoro cada detalle de tu entrada por la cantidad de datos que desconocía de HDS).
Puedo decir que el mensaje en las letras de sus canciones, para mi sigue siendo estremecedor, además de su propuesta musical y vocal
que es única.
En su momento lamenté su separación, pero su trabajo permanece quien lo escuche sabrá que está frente aun trabajo que es intemporal...
Gracias a ti por perseverar en la preciosa y cuidada labor visual y de contenido de tu blog cada detalle incomparable,,, Maria...
Hola Margarita!
EliminarMuchas, muchísimas gracias por tu comentario. Sinceramente, significó mucho para mí que te haya gustado tanto.
Salu2 desde Francia.