LAS GEMELAS
Una feliz familia vivía muy cerca de una
transitada carretera, debido a esto la joven madre las acompañaba diariamente
al colegio y caminaban las tres cogidas de la mano, teniendo especial cuidado
con la mencionada carretera. Las pequeñas, hasta el momento, no tenían permiso
de cruzar solas.
Uno de tantos días la madre recibió en su móvil
una llamada urgente del trabajo la cual tuvo que atender. Le exigían su
presencia de inmediato, por lo cual se vio en la necesidad de dejar que las
gemelas continuaran el camino solas. Con mucho pesar despidió a las niñas,
dando indicaciones para que no se soltarse de la mano y tener mucho cuidado al
cruzar. Las dos pequeñas siguieron las instrucciones de su madre, miraron a
ambos lados de la carretera, y al ver que estaba libre cruzaron.
Apenas giraba la madre para cambiar de rumbo,
cuando escuchó un golpe muy fuerte a sus espaldas, giró de inmediato para ver
con terror que sus hijas estaban debajo de un camión. Fueron atropelladas
perdiendo la vida al instante.
El dolor duró mucho tiempo pero, transcurridos
cuatros años, la madre dio a luz de nuevo gemelas, Éstas era muy parecidas a
sus fallecidas hermanas, lo cual le hacía tener presente aquel fatal accidente.
Esta vez tenía una terrible obsesión por su cuidado y no les permitía estar
cerca de ningún peligro, en especial aquella temida carretera. Pero no podía
estar detrás de ellas las 24 horas, y un día, estuvieron muy cerca del
peligroso lugar, decididas a cruzar miraron hacia los dos lados. No había
ningún coche. Cuando apenas iban a poner un pie en el asfalto, su madre las
agarró por el hombro bruscamente, llorando desconsoladamente y diciendo:
–No
crucéis- a lo cual recibió una respuesta inesperada de las dos pequeñas: -No
pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez, no volverá a suceder…-
EL AUTOBÚS FANTASMA
La antigua carretera de la ciudad de Toluca, Ixtapan
de la Sal, era bastante peligrosa. Rodeada por un precipicio sumamente profundo
y de roca sólida. Una noche un autobús circulaba por aquel camino. La mayoría
de los pasajeros iban dormidos. La lluvia comenzó a caer cuando el autobús
inició el descenso por las famosas curvas de Calderón, que eran muy cerradas y
peligrosas.
Los pasajeros se dieron cuenta de que el autobús iba
demasiado rápido, reclamando al conductor, éste solo pudo decir: -¡¡¡Están
fallando los frenos!!!-, Era imposible controlar el volante y,tras pocos
segundos, en una curva el autobús se precipitó al vacío, muriendo muchos al
instante a causa del golpe. Otros quedaron inconscientes y fueron consumidos
por las llamas cuando el autobús se incendió. Nadie escuchó los gritos de los
pocos pasajeros que pedían ayuda que también murieron de una forma terrible. En
la central seguían esperando al autobús Nº 40, el último de la noche, pero
jamás llegó a su destino.
Poco tiempo después, por esa misma carretera, comenzó
a circular un autobús antiguo, pero muy bien conservado, con pasajeros muy bien
vestidos, que siempre iban despiertos, pero sin pronunciar una sola palabra. De
vez en cuando recogía a gente en medio del camino, transportándola, sin contratiempos
cerca de su destino, pues nunca llegaba a la terminal. El conductor les pedía
que bajaran un poco antes diciendo: -Baja ahora y no te gires antes de que
cierre la puerta o jamás dejarás el autobús-.
Quienes obedecían, escuchaban el sonido de la puerta
al cerrarse y el motor del autobús arrancar, pero no veían nada alejarse. Los
desobedientes que se giraban, veían el autobús hecho pedazos, y en el interior
esqueletos descarnados, personas calcinadas y desmembradas. Se dice que a
partir de ese momento su fantasma subía al autobús y viajaba eternamente en él
por causa de su desobediencia.
LA CHICA DE LA CURVA
Una noche cerrada de niebla espesa caía una lluvia
suave pero ininterrumpida. Un hombre iba conduciendo su coche deseoso de llegar
a su casa y reencontrarse con su mujer y sus hijas después de un largo fin de
semana de trabajo.
En una de las curvas del camino, vio a una joven rubia
que hacía auto-stop, de aspecto demacrado y pálido. La chica estaba empapada
por la lluvia y llevaba un largo vestido blanco desgarrado y sucio por el
barro. Este hombre se apiadó de la joven y, pisando los frenos, decidió
llevarla consigo hasta el pueblo más cercano. Durante gran parte del trayecto,
el hombre y la joven fueron hablando de cosas triviales, cuando, de repente,
antes de llegar a una de las curvas más cerradas y peligrosas, la joven le
avisó que redujera la velocidad hasta casi detenerse y que pasara despacio. El
hombre obedeció y comprobó, asustado, que, de no haber sido advertido por la
joven del peligro, probablemente se hubiera despeñado por el barranco con el
coche. Así que le dio las gracias por haberle salvado la vida, a lo que la
joven contestó:
No me lo agradezcas, es mi misión. En esa curva me
maté yo hace más de 25 años, en una noche como ésta...
Y tras pronunciar estas palabras, desapareció, dejando
como única prueba de su espectral aparición, el asiento del copiloto húmedo por
sus ropas mojadas...
NUEVE VECES VERÓNICA
Verónica era unca chica de
14 años que, estando en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa
abandonada. Es sabido por todas las
personas que es algo tremendamente peligroso y que nunca se debe tomar como un
juego. Ella no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la
invocación y una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó
mortalmente en la cabeza. Se dice que desde ese día Verónica aún no descansa en paz. Por eso su
espíritu está condenado y vaga buscando venganza entre aquellos que no saben
respetar el otro mundo, como le sucedió a ella en la vida real.
AMIGAS PARA SIEMPRE
Año 1982. Alicia y Sara eran dos chicas, ambas de 15
años, e íntimas amigas desde la más tierna infancia. Vivían en el mismo barrio,
estudiaban en el mismo instituto, iban a la misma clase... en fin, eran
inseparables. Sin embargo, tenían caracteres muy diferentes. Alicia era alegre
y extrovertida, mientras que Sara era muy tímida y callada.
Cierto día, Sara le propuso a Alicia:
- ¿Por qué no hacemos un juramento de sangre?
- ¿Qué?
- Mira, por si algún día perdemos el contacto, juramos que la que muera antes
de nosotras dos, irá a avisar a la otra.
- Qué tontería, Sara, nosotras siempre estaremos
juntas.
Ante la insistencia de Sara, y entre asombrada y
divertida, Alicia al final aceptó la propuesta. Ambas se practicaron un corte
con una navaja en el dedo índice de la mano derecha y sellaron el pacto a la
luz de unas velas.
Pasaron los años, Alicia había terminado sus estudios
de derecho, tenía un buen trabajo, una casa preciosa y un marido y un hijo
maravillosos. Hacía mucho que no veía a Sara, la amiga de su juventud, aunque a
veces se acordaba de ella cuando se veía la cicatriz de su dedo índice. Al
final, la vida les había llevado por caminos distintos y no habían vuelto a
verse desde que acabaron el instituto.
Una noche, Alicia tuvo una horrible pesadilla: iba
conduciendo, cuando de repente un camión invadía su carril y chocaba con su
coche.
Se despertó empapada en sudor y, justo en ese momento,
oyó llamar al timbre de la casa. Eran las 3 de la madrugada. Miró a su marido, que dormía
profundamente a su lado, en ese momento, el timbre volvió a sonar con
insistencia. Maldiciendo por lo bajo y preguntándose quién podría ser a esas horas,
Alicia se levantó y fue a abrir la puerta.
Cuando abrió la puerta y vio a la mujer que estaba en
el porche, abrió la boca, totalmente anonadada. Aunque había cambiado bastante,
la reconoció enseguida.
Allí, terriblemente pálida, ojerosa y con una enorme
herida sangrante en la cabeza, estaba su antigua amiga Sara.
- ¡Por Dios, Sara! ¿Qué ta ha ocurrido? Entra, te
curaré esa herida.
- ¡Cuánto tiempo sin vernos!
Sara no se movió de donde estaba.
- He venido a cumplir mi promesa, Alicia. He muerto y
vengo a decírtelo.
Alicia se quedó sin habla.
- Ya que la vida nos ha separado, estaremos juntas en
la muerte. Te estaré esperando...- dijo Sara levantando el dedo índice. Acto
seguido, desapareció.
Alicia empezó a notar un dolor persistente en su
propio dedo índice, al mirárselo descubrió que lo tenía empapado en sangre,
como si se le hubiera vuelto a abrir el corte que se hiciera años atrás...
Lanzó un alarido estremecedor y cayó desvanecida al suelo.
Al día siguiente, despertó en su cama y pensó que todo
había sido un mal sueño.
Encendió el televisor para desayunar y lo que vio la
dejó helada: la noche anterior, a las 3 de la madrugada, había habido un
accidente de tráfico: un camión había chocado con un coche y la conductora del
mismo había fallecido en el acto.
A partir de aquél día, su vida se convirtió en un
auténtico infierno. No comía, se olvidaba de recoger a su hijo en el colegio,
no rendía en el trabajo... Y todas las noches tenía el mismo sueño, en el cual
oía llamar a la puerta, y al abrir veía a Sara levantando el dedo índice y
diciendo "te estaré esperando", tras lo cual siempre se despertaba
con un dolor insoportable en su dedo lleno de sangre.
Su marido no entendía lo que le estaba pasando, los
médicos no encontraban ninguna explicación y, finalmente, internaron a Alicia
en un psiquiátrico.
Allí no hizo sino empeorar. Ahora en sus pesadillas
veía a Sara junto a su cama.
Una noche, un celador del psiquiátrico oyó un
espantoso ruido de cristales rotos que provenía de la habitación de Alicia.
Al entrar en la habitación vio que la ventana estaba
rota, se asomó y vio a Alicia tirada sobre la acera en medio de un charco de
sangre. Tenía una gran herida en la cabeza y a su lado, en el pavimento, alguien
había escrito con su sangre:
"AMIGAS PARA SIEMPRE".
LA CHICA DE LA AUTOPISTA
La carretera principal que va de Baltimore a Nueva
York al llegar al kilómetro 12 se cruza con una importante autopista. Se trata
de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir un
paso subterráneo para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.
Un sábado por la noche, el doctor Eckersall regresaba
a su casa después de asistir a una sala de fiestas. Al llegar al cruce redujo
la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un
traje largo de fiesta y haciendo autostop.
Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a
la parte trasera de su descapotable.
- El asiento de delante está lleno de palos de golf y
de paquetes - se disculpó.
Y a continuación le preguntó:
- Pero, ¿qué está haciendo una chica tan joven como tú
sola a estas horas de la noche?.
- La historia es demasiado larga para contarla ahora -
dijo la chica.
Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear
de los cascabeles de un trineo.
- Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo
allí. La dirección es North Charles Street, número XX. Espero que no esté muy
lejos de su camino.
El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando
se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las
contraventanas cerradas, le dijo:
- Ya hemos llegado.
Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba
vacío.
- ¿¡Qué demonios...!? - murmuró para sí el doctor.
La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho
menos haberse desvanecido.
Llamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso
como no la había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera,
la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo
miró fijamente.
- No sé como decirle qué cosa más sorprendente acaba
de suceder - empezó a decir el doctor - una chica joven me dio esta dirección
hace un momento. La traje en coche hasta aquí y...
SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ
Hace unos dos años, en Granada capital, ocurrió
un asesinato que llamó mucho la atención. Fue en un piso de estudiantes, donde
vivían cuatro chicas. Una noche, dos de las chicas se fueron a sus respectivos
pueblos ya que era viernes, para pasar el fin de semana. Las otras dos se
quedaron en el piso. Una de ellas decidió irse a dormir al piso de una
compañera de clase. Se fue dejando a la otra sola en la vivienda.
Por la noche, la que se había ido a dormir fuera
se dio cuenta de que no tenía pijama y volvió al piso a recogerlo. Fue a su
habitación y no encendió la luz para no “despertar” a su compañera. Cogió el
pijama que estaba en el armario y se fue de nuevo.
A la mañana siguiente, cuando volvió, se dio
cuenta de que la policía estaba en el piso y que los vecinos llenaban el
pasillo. Se asustó mucho porque no sabía qué había pasado. Se dirigió a su
habitación y vio que un “cuerpo” se encontraba en el suelo tapado con una
sábana. ¡Era un cadáver! ¡Su amiga había muerto! ¿Cómo? Se puso muy nerviosa, un
montón de preguntas se atropellaban en su mente y no encontraba ninguna
respuesta.
LAS MUÑECAS ASESINAS
Un día, una niña de 9 años se encaprichó de dos
muñecas
en un mercadillo.
La mujer que le vendió las muñecas era tan espeluznante y peculiar como
esas muñecas. Algunos creían que practicaba artes oscuras.
Con el paso del
tiempo, las cosas se volvieron aparentemente aún más extrañas cuando la niña
comenzó a decir que esas extrañas muñecas comenzaron a hablarle.
Al principio,
sus padres pensaron que se trataba de la
imaginación de su hija.
Sin embargo, la niña continuaba jugando con sus
muñecas sola en su habitación durante el día. No fue hasta tarde una noche,
cuando las muñecas se comunicaron con ella, diciendo que ella debía matar a sus
padres. Si no lo hacía, entonces sería ella quien moriría.
La niña no supo
qué hacer al principio… hasta que al final se dirigió a la cocina y agarró un
enorme cuchillo.
Aquella noche, la niña les pidió a sus padres dormir
con ellos alegando que tenía
pesadillas.
LAS HERMANAS SMITH
Se trata de una de las leyendas urbanas más
conocidas y antiguas en internet que circulaba en 2005 en EEUU. En aquel año,
se puso de moda enviar cadenas de correo tales como "si no la reenvias
algo malo te pasará". Considerada como una
de las bromas más extendidas de internet, se hizo tan popular que
incluso llegó a las bandejas de entrada de otros países.
Todo comenzó con un niño, de 10 años, llamado
John Smith al que le encantaba los mails de miedo y los popups; cada día
recibía uno nuevo y lo enviaba a sus conocidos, incluso empezó a inventarlos él
mismo para enviárselos a extraños. Le apasionaba asustar a la gente en
internet.
John vivía en Plainfield, Wisconsin. En
noviembre de 2007, abrió su bandeja de entrada y encontró un mensaje de dos
niñas que se hacían llamar las “Hermanas Smith”, donde le decían que eran sus
hermanas mayores. Esto lo confundió mucho ya que John era hijo único. Las niñas
le contaron que muchos años antes, ellas habían vivido en su casa. Obviamente,
él se negó a creerlas y les pidió que le dejaran en paz.
Al día siguiente, recibió un mensaje
escalofriante junto con una foto y un archivo. Las niñas seguían insistiendo en
que eran sus hermanas mayores, que su habitación era justamente la misma que
ocupaba ahora John y que habían vivido momentos felices en esa casa hasta una
noche de 1993 cuando fueron asesinadas. Le hicieron saber que estaban muy
enojadas contra todas las personas que les habían olvidado, en especial sus
padres, quienes habían decidido empezar de nuevo y tener un nuevo bebé, un niño
llamado John. Sus padres también habían acabado por olvidarlas.
En la foto que acompañaba al mensaje aparecían
dos niñas, y al pie de esa foto, la leyenda:
“Las Hermanas Smith asesinadas.”
En cuanto al archivo adjunto, se trataba de un
viejo artículo de un periódico local:
“En 1993, dos hermanas fueron asesinadas
brutalmente en el pequeño pueblo de Plainfield, Wisconsin. Lisa Smith de 15
años y su hermana Sarah Smith de 13 años fueron atacadas en la casa de sus
padres en la noche del 17 de noviembre, alrededor de la 1:30 am. Las hermanas
Smith estaban en sus camas cuando un asesino psicópata irrumpió en la casa.
Nadie las escuchó gritar. A la mañana siguiente, sus padres encontraron los
cadáveres de sus dos hijas dentro del armario. Habían sido desolladas vivas. El
asesino se marchó del lugar del crimen sin dejar ningún rastro. La policía
inició una extensiva investigación, pero sin resultados. Las únicas pistas
encontradas por las autoridades fueron una serie de extraños mails encontrados
en el ordenador de Lisa. El caso fue cerrado en octubre de 2000.”
El niño también esta vez se negó a creerlas…Sin
embargo, 5 minutos después volvió a recibir otro mensaje :
“Si no nos crees, mira dentro del armario”.
Fue el último email encontrado por la polícia en
el ordenador de John. Su cadáver fue encontrado en el armario, desollado, junto
a un mensaje casi imperceptible tallado en la madera:
“Lisa y Sarah – 1993” y más abajo : “John 2007”
Se dice que todo empezó en los
años 30, cuando una familia adinerada acudió al entierro de un familiar,
llevando a su hija de 7 años, contra los consejos de muchos amigos y
familiares, pues sus padres se habían empeñado en enseñarle que la muerte era
parte de la vida. Así entre llantos y lamentos
por la perdida del familiar, se fueron retirando las personas. Cuando la
mencionada familia llegó a su hogar, se percataron de que la pequeña no estaba
con ellos. Como llegaron se fueron de vuelta al panteón a buscarla, pero para
su desgracia nunca la encontraron. No obstante, tenían la esperanza de que se
hubiera ido con algún pariente o que algún buen samaritano la hubiera
encontrado y llevado a la polícia. Sin embargo, eso nunca sucedió.
Pasaron los días, las
semanas, los meses hasta que se convencieron de que ya nunca más la
encontrarían. Años después, asistieron al entierro de otro familiar, la esposa
del mismo familiar, durante el entierro del cual la niña desapareció. Al abrir
la tumba para juntar los restos de ambos cónyuges, descubrieron un pequeño
cadáver, comprendiendo así, de repente, que pertenecía a la niña, que años antes había caído en el
hueco al mismo tiempo que bajaban el ataúd del difunto.
Desde ese día, en esa misma
tumba, se aparece una niña, que quiere jugar con todos los niños. Si se le deja
juguetes sobre la tumba, éstos desaparecen a los pocos días. Se trata del
espíritu de la niña que permanecerá entre los vivos hasta que su alma encuentre
el descanso eterno.
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